miércoles, 24 de julio de 2013

La Oración Alimenta Mi Amistad Con Jesús

Nos hacemos una gran pregunta, me hago una gran pregunta, “¿QUÉ ES ORAR?” A veces nos cuesta mucho entender que es orar, del mismo modo nos cuesta esforzarnos para acercarnos al Señor, nos falta experiencia de apertura, de saber como acogerlo, de saber esperarlo. Sin embargo El, quien mas nos ama, esta siempre esperándonos, y lo curioso  es que nos esta lejos, esta muy junto a nosotros, suplicando en nuestros oídos que nos abramos a El, que le oigamos, que no nos desentendamos de El, que los acojamos en nosotros, El no se cansa nunca de invitarnos. Entonces orar es substancialmente dar el sí en la gracia, es contestar la invitación del Señor, es un decir: "Aquí estoy, Señor".
"Dios es la eterna novedad" (San Juan de la Cruz) y los caminos de encuentro con él son también misteriosos, en cualquier recodo del camino, allí esta esperándonos, para que le respondamos; “A tu disposición; haz de mí lo que quieras”
“Señor, enséñanos a orar”, (Lc 11,1) le piden los discípulos a Jesus, sin embargo ellos sabían mucho de oraciones, eran judíos y tenían que recitarlas varias veces durante el día. Pero se dieron cuenta del maravilloso mundo de estar en compañía de Jesus, su cercana amistad, su natural inclinación por hacer el bien, su pasión por el Reino, entonces se aproximan a El, para pedirle: “Enséñanos a orar”. Y Jesús les mostró su corazón, les enseñó al Padre, les dio su vida, su secreto, lo que llevaba de más entrañable dentro.
Pero aún nos faltan muchas preguntas, y esperamos muchas respuestas sobre que es orar. El Nuevo Catecismo nos dice: "La oración es la relación viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo".
Y nos responden que es orar algunos santos testigos:
"La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes". San Juan Damasceno: (Teólogo griego; Presbítero y Doctor de la Iglesia 675-749, Llamado "Orador de Oro" por su elocuencia. Gran poeta de la Iglesia del Este)
"La oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El". San Agustín, Obispo de Hipona y doctor de la iglesia (354-430, Uno de los cuatro doctores originales de la Iglesia Latina, llamado "Doctor de la Gracia".)
"Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde la prueba como desde dentro de la alegría". Santa Teresa del Niño Jesús: (Santa Teresita del Niño Jesus y de la Santa Faz, "La Florecita", "Santa Teresita de Lisieux" Patrona de amor”)
"A mi parecer no es otra cosa oración sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama". Santa Teresa de Jesús, (Santa Teresa de Ávila, contemplativa, fundadora de las Carmelitas Descalzas, Doctora de la Iglesia)

¿POR QUÉ HAY QUE HACER ORACIÓN?
Hay un proverbio oriental que dice: "Si tienes un amigo recorre con frecuencia el camino hacia su casa, de lo contrario corres el peligro de que crezca la maleza y no encuentres el camino".
No encuentro frase mejor para expresar la importancia de la oración. La amistad/el amor es un regalo, el mejor regalo que nos podemos hacer los seres humanos, es por tanto gratuidad total y absoluta: nadie nos puede exigir amistad/amor ni nosotros se la podemos exigir a nadie. Sin embargo la amistad, una vez que se tiene, requiere ser cultivada, cuidada y atendida. Se convierte, de esta forma, en una tarea. El amor se alimenta con la presencia del amado. Es necesario encontrar tiempo para estar con él. No es suficiente verlo y hablarle entre el barullo de la gente, hay que reservar un espacio para la intimidad, para estar a solas, para compartir la existencia con quien quieres. Cuando esto no se hace o se abandona, al principio se echa en falta, después la amistad va enfriándose poco a poco y al final la distancia y la lejanía provocan que estas personas acaben viéndose como extraños y desconocidos. La presencia del otro ya no dice nada, desapareció el afecto, murió el amor.
En nuestras relaciones con Dios nos puede pasar exactamente lo mismo. Más de una vez habremos observado a personas cercanas, comprometidas con el Evangelio y que, al volcarse en una activismo desenfrenado, empiezan descuidando la oración y acaban perdiendo la fe.
La oración, junto a la Eucaristía alimenta la fe, consolida la esperanza, acrecienta al amor. Si dejamos de hacer oración es como si dejáramos de comer. Al principio se siente hambre, pero después ésta desaparece (anorexia) y entramos en el plano inclinado de la muerte. En el caso de la falta de oración será muerte espiritual.


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